A 37 años de otra hazaña Celeste
El 10 de enero de 1981 el seleccionado uruguayo obtenía la Copa de Oro, torneo que reunía a los campeones del mundo hasta la fecha. El mundialito fue una gesta deportiva dentro de un ámbito político difícil en la región.
En el marco de los 50 años de la primera Copa del Mundo de la FIFA, se llevó adelante la propuesta de un torneo con todos los campeones mundiales. Uruguay, al igual que en 1930, sería la sede del certamen que no tuvo la participación de Inglaterra y fue reemplazada por Holanda, selección que venía de ser vice campeón en los dos últimos mundiales.
Dentro de un plano de dictadura cívico-militar, que había tenido un rechazo a su gestión en el plebiscito realizado en noviembre de 1980, donde buscó legitimar el gobierno de facto bajo un régimen constitucional, se jugó del 30 de diciembre al 10 de enero la Copa de Oro con seis de las mejores selecciones del mundo.
El Grupo A se integró con Uruguay, Italia y Holanda. La ‘Celeste’, dirigida por Roque Gastón Máspoli, superó por 2 a 0 a sus rivales y se aseguró el pase al partido decisivo. Argentina y Brasil empataron en el primer lugar del Grupo B, sin embargo la diferencia a favor de la ‘Canarinha’ por su goleada frente al seleccionada de Alemania, le posibilitó la clasificación a la final de la competencia.
El 10 de enero, con un Estadio Centenario repleto como en 1930, Uruguay y Brasil definían este particular torneo. El ‘Chifle’ Barrios abrió la cuenta cuando iban cinco minutos del complemento, la igualdad fue de tiro penal por intermedio de Sócrates doce minutos después. A falta de diez minutos del cierre del partido, cuando los nervios comenzaban a dominar las acciones, apareció Waldemar Victorino para darle la victoria a Uruguay y convertirse en el goleador del torneo.
La ‘Celeste’ venía de faltar en la Copa del Mundo de 1978, y tampoco estaría en España ’82, sin embargo este logro sirvió para un festejo de la sociedad y fue aprovechado por el gobierno de facto para legitimar su accionar político. El seleccionado uruguayo utilizó 18 jugadores, con un solo integrante jugando en el extranjero, el zaguero Hugo De León que militaba en el Gremio de Porto Alegre.
Uruguay, que hacía años no estaba en la elite mundial, volvía a levantar el sueño de regresar a los primeros planos. Aunque dominó la década a nivel local con las Copas Américas de 1983 y 1987, no pudo plasmar esa realidad en las Copas del Mundo. Treinta y siete años de una de las últimas grandes hazañas, cuando viniendo de punto y con un entorno social complicado, el pueblo uruguayo tuvo su instante de felicidad con un grupo de jugadores que recordó a los grandes ídolos de la historia ‘celeste’.
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Martín F. Baldi Viera
Periodista y Productor - 08/01/18